Regresión a vidas pasadas (II): el luchador de sumo - Brujito Maya
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Regresión a vidas pasadas (II): el luchador de sumo

Regresión a vidas pasadas (II): el luchador de sumo

Por Gabriel Mariano Rugiero/ Instagram @brujitomaya

 

En mi última regresión a una vida pasada con la Lic. Silvia Sirito, la había consultado por mi fuerte atracción hacia Corea, estaba seguro de haber vivido alguna encarnación allí. La gente, sus tradiciones, el modo de inclinarse para saludar, su idioma, comida, sus viviendas clásicas y estilo de vida, me decían que en alguna otra vida yo había sido coreano. Miro con añoranza sus series y películas, como si deseara volver a esa tierra, que en alguna otra vida fue mía. Lo que nos lleva a preguntarnos ¿existe la reencarnación? Hacía tiempo que yo ya no me hacia esa pregunta, sabía que sí, incluso había ido un poco más lejos adhiriendo a la teoría del físico cuántico Jean Piere Garniere Malet que habla de los universos paralelos ¿estaríamos viviendo varias vidas paralelas en simultaneo?

Cuando la Lic. Silvia Sirito comenzó con la regresión, se me presentaron dos imágenes, una efectivamente en Corea del Sur, pero otra de un luchador de sumo japones, ella me pidió que eligiera una de esas vidas para trabajar, y opte por profundizar en la experiencia coreana. Pero no pude quitarme al luchador de sumo de la cabeza. Unos meses después nos volvimos a encontrar con Silvia en la Expo astrología y le comenté que me había quedado con las ganas de saber más sobre esa vida en Japón, pautamos una nueva entrevista y me sumergí en su historia. La primera escena que se me presentó fue la del típico luchador obeso, semi desnudo apenas cubierto por una tela a modo de chiripa, estaba en el medio de un cuadrilatero. Le aclaré a Silvia que no había buscado mucha información sobre los luchadores de sumo, porque no me quería influenciar, y que todo lo que le describiera podía no tener un asidero histórico. Ella me pregunto ¿Qué sentís? Le contesté: “que la vida es lucha”. Me pidió que me metiera en sensaciones físicas, el olor del lugar, los sonidos. Se escuchaba un griterío a mi alrededor, mucho ruido, como de gente arengando a los luchadores. Sentía la agresividad en mi cuerpo, pero también el cansancio, la necesidad de bajar los brazos y no luchar más. Silvia me preguntó: ¿y qué pasa si no luchas más? Sería considerado una gran deshonra, mi vida se acabaría. No era necesario comprender el paralelismo con mi presente. Como la mayoría de todos nosotros, yo no me permito parar, bajar los brazos ¡hay que seguir! Mientras que estemos vivos tenemos que seguir luchando. Volví al luchador de sumo y me di cuenta que estaba atrapado, no podía elegir. Entendí lo que esa vida pasada me venía a enseñar, tenía que disfrutar más de la vida, conectarme con otros aspectos que me hacen feliz, dejar esa loca carrera diaria que no nos conduce a ninguna parte, esa vorágine de obligaciones auto-impuestas, tenía que dejar de luchar. Aparecieron otras cosas en la regresión que pudimos explorar, imágenes, aprendizaje. Finalmente respire profundo y Silvia me fue trayendo de regreso al aquí y ahora. Compartí con ella unas ultimas conclusiones y me quedé con mucho para pensar.

 

Publicado en la edición impresa de DIARIO POPULAR, el 8 de octubre 2023

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